En este artículo planteamos la hipótesis de que la falcata ibérica no llega a la Península a través de los griegos - según se viene aceptando -, porque esta arma es ajena a ellos. Creemos por el contrario que la falcata procede de la Península Itálica, quizá a través de los mercenarios ibéricos que combatieron allí. Proponemos también que el origen último de este tipo de espada curva de un filo debe buscarse en las costas orientales del Adriático, desde donde el Kopis pasaría al Piceno y a Etruria. Los ibéricos, al adoptar y transformar esta arma, tuvieron quizá en cuenta una serie de connotaciones simbólicas, relacionadas no sólo con el concepto de arma como símbolo de prestigio y poder, sino también con aspectos sacrificiales asociados con la machaira o cuchillo curvo de sacrificio
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