De 1866 a 1881 se desarrolló en España el género bufo, una nueva manera de entender el espectáculo de zarzuela y que logró masivamente el favor del público. La puntilla final asestada al modelo de zarzuela grande restaurada por los Barbieri o Gaztambide era más que evidente. Una nueva sociedad, nacida bajo los auspicios de la Gloriosa, demandaba un nuevo concepto del ocio más crítico y mordaz, divertido y frívolo, según el modelo de los Bouffes Parisiens de Offenbach y que rápidamente atrajo a los compositores y libretistas más significativos del momento. Pero las filas más conservadoras de la prensa y de la musicografía no estaban dispuestas a ver con buena cara esta auténtica revolución del género lírico patrio con la recién nacida zarzuela bufa. Francisco Arderius, principal ideólogo y empresario de esta alternativa de diversión, editó en 1871, defendiendo sus intereses, veintiséis fascinantes números de un semanario: La Correspondencia de los Bufos. A medio camino entre la provocación y la propaganda se trata de una publicación hasta ahora poco valorada y que nos ofrece novedosas pistas para el estudio de una manera de disfrutar del teatro musical durante el Sexenio Liberal; una auténtica reivindicación, en definitiva, del buen humor.
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