En este trabajo se defiende a la iglesia de Recópolis, ciudad fundada por el rey Leovigildo, en el 578, como definitoria de un tipo de basílica palatina. En ella se integran una planta, inédita hasta el momento en la Península Ibérica - con precedentes en el ámbito central y oriental, y con un evidente significado simbólico -, y una funcionalidad litúrgica consecuencia de un proceso de desarrollo que se inicia a mediados del siglo VI. La presencia de características propias de las posteriores iglesias del siglo VII, induce a incluir esta basílica dentro de una fase de formación de lo que será la arquitectura religiosa del reino de Toledo
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