La legitimación social opera a partir de creencias que, al modo de narrativas, derivan su eficacia de la capacidad que tienen para ofrecerse como homologías del orden a cuya satisfacción se deben. El rasgo distintivo de la mala divulgación audiovisual de la ciencia es su organización del mundo en un sistema de explicaciones y pronósticos bajo narraciones que al describir/mostrar, aparentan objetividad y ocultan una doxa de legitimación. Adicionalmente, la lógica posmoderna de la divulgación impone la demanda estético � epistemológica de un saber espectacular, banal, serial y efímero. Estas características emergentes del mercado académico definen la ciencia neopositivizada.
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