La relación de Miguel Mihura con el cine fue larga y compleja, y repasando su trayectoria se advierte que fue precisamente en este campo donde invirtió un mayor número de esfuerzos y años y donde recogió un mayor equipaje de sinsabores; esta relación se inició el año 1935, cuando comenzó a trabajar en la empresa Cifesa como responsable del doblaje de las películas americanas; precisamente ese mismo año elaboró la versión española de una de las películas clave en la historia del cine de humor, Una noche en la ópera, la singular, brillante y disparatada comedia de los hermanos Marx.
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