Los ortodoncistas recién graduados, luego de superar con éxito el programa Erasmus, de 3 años de formación universitaria en ortodoncia, deben iniciar la práctica como ortodoncistas clínicos, haciendo frente a una situación actual muy negativa. En primer lugar, elegir la ubicación de su consulta, cuando ya existe una multitud de ortodoncistas distribuidos en las principales ciudades y municipios, lo cual entraña una fuerte competencia profesional, todavía peor para los ortodoncistas recientes. En segundo término, el alquiler y los gastos de instalación de una consulta de ortodoncia es tan oneroso y elevado que son muy contados los ortodoncistas que la pueden tener. De hecho, se comprueba que las consultas individuales están llamadas a desaparecer, sustituidas por asociaciones profesionales, centros de especialidades con la concurrencia de un ortodoncista, etc. Finalmente, la necesidad de obtener ingresos profesionales. Los ortodoncistas de la actual generación son personas jóvenes, que ya tienen pareja estable o unidas en matrimonio. Están en el momento de adquirir una vivienda, pagar hipotecas, cambiarse de automóvil, y hasta tener algún retoño. Una época en la que los recursos económicos son imprescindibles.
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