Resumen de La declinatoria en el concurso de acreedores
Dentro del proceso concursal, la ley otorga el instrumento de la declinatoria como recurso para combatir la falta de competencia territorial de los Juzgados Mercantiles. El tratamiento procesal de dicha declinatoria presenta peculiaridades en relación a su utilización dentro del proceso habitual con base en las normas generales de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Dichas peculiaridades se basan tanto en cuestiones técnico-procesales, que son objeto de este trabajo, como en la propia consideración que la Ley Concursal (Ley 22/2003, de 9 de julio) concibe para la declinatoria, como instrumento para denunciar judicialmente-y a instancia de parte-, exclusivamente la competencia territorial; ello de nuevo en contra de la consideración general instaurada con la promulgación de la Ley de Enjuiciamiento Civil, 1/2000 de 7 de enero.
El trámite procesal de la declinatoria tendrá su base en los postulados de la propia Ley Concursal, con aplicación subsidiaria de nuevo en la Ley de Enjuiciamiento Civil, 1/2000. Dentro del proceso concursal, el trámite comienza con la interposición de la declinatoria ante el Juez incompetente territorialmente, o ante el Tribunal del domicilio del demandado, sabiendo que la sumisión tácita y expresa se encuentran excluidas en este contexto. El trámite procesal continúa con la sustanciación dirigida por el Juez Mercantil, siendo viable la admisión de prueba y ello sin suspenderse el mismo trámite concursal. La declinatoria se resuelve mediante Auto o Providencia judicial, dependiendo de su admisión o no, con remisión en su caso de los autos al Tribunal competente territorialmente, pudiendo sólo interponer recurso contra la decisión que revista la forma de providencia y sabiendo de la imposibilidad de recurrir los Autos que resuelven la competencia territorial derivada de la aplicaciónn subsidiaria de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
