La supervisión pública sobre el sistema financiero en general, y más particularmente sobre el subsistema bancario, principal sector del sistema financiero en México, tiene cuatro objetivos: Eficiencia operacional y de competencia, Seguridad y solidez, Política monetaria y eficiencia en la asignación de los recursos, Protección a los depositantes. Una apropiada supervisión bancaria permite desde luego que los intermediarios asuman riesgos, pero sobre la base de que éstos sean respaldados con un adecuado nivel de capitalización, y que se asuman sobre un marco prudencial razonable.
El tema central es el desarrollo de las habilidades sobre cómo exactamente opera el sistema financiero. Los banqueros centrales y sus asesores pueden estudiar el mejor análisis (pero) no hay sustituto, sin embargo, para el entendimiento de las instituciones y la operación de los mercados que viene de la experiencia misma derivada de las responsabilidad de la supervisión real.
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