Alcanzar una edad avanzada con cierto bienestar es unos de los objetivos perseguidos por los hombres desde la antigüedad. El planteamiento para conseguirlo, por parte del Estado del Bienestar y determinadas políticas asistenciales, resulta muy atractivo: todos queremos el bienestar para nosotros y para los demás, y como individualmente no podemos, el Estado se ocupa de ello.
En el lenguaje actual nos encontramos con tres términos que fácilmente se identifican en el área sanitaria: salud, calidad de vida y bienestar.
La definición de salud que hace la OMS (1998) se superpone prácticamente a la de calidad de vida y abarca el término bienestar, que se convierte en exigencia de la salud La calidad de vida tiene su origen en la literatura socioeconómica (1964) y pronto se extendió a otras disciplinas. En medicina, la calidad de vida se ha convertido en uno de los parámetros de la acción médica; es el bien supremo al que debe tender el hombre, es condición de vida.
Es una visión reduccionista y deshumanizadora, que por su simplicidad y ambigüedad es de fácil aceptación universal.
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