Por ese mar salpicado de islas, que es el Caribe, navegaron los refugiados españoles en busca de su destino. Dictando conferencias, impartiendo cursos o participando en exposiciones y congresos, los profesionales republicanos fueron asiduos de las tres Antillas hispanas, Santo Domingo, y desde allí a Puerto Rico y a Cuba, unas veces en tránsito, como invitados temporales, y otras huyendo a un exilio mejor; sus vidas recogen un capítulo del peregrinar de este grupo de intelectuales. Las cartas nos hablan de sus viajes, de sus vidas y de sus clases, nos relatan sus emociones y confidencias, y nos trasladan a esos mares que convirtieron en propios.
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