La plaza del obispo Christophe Munzihirwa, situada en el centro de Bukavu, es un lugar que penetra en el alma del visitante que llega a esta ciudad sufriente del Este de la R D del Congo. Acostumbrado a los bulliciosos mercados africanos, nunca había visto antes nada igual: en medio del trajín de los vendedores ambulantes todos respetan el espacio central presidido por un gran retrato del obispo jesuita asesinado a tiros en octubre de 1996 por las milicias ruandesas en una calle muy cercana a la plaza a la que pusieron su nombre en 2006 cuando se cumplía el décimo aniversario de su martirio. Allí la gente se detiene a rezar ante su imagen, ante la cual depositan flores.
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