La democracia y las instituciones modernas se han extendido al mundo en vías de desarrollo a lo largo de las últimas tres décadas, pero los resultados no siempre son los esperados. En algunos casos conocidos por su mala fama, partes del Estado y del sistema judicial se han convertido en cómplices de la delincuencia organizada y de grupos de terror, generando así un alto nivel de inseguridad pública, frenando los intentos de reducir la pobreza y causando un verdadero dolor de cabeza a los gobiernos extranjeros que se esfuerzan por estabilizar estas naciones violentas.
Basado en un estudio minucioso de los casos de Pakistán y Guatemala, además de varios otros ejemplos que van desde el Perú de Fujimori hasta la Guinea-Bissau actual, este Documento de Trabajo de Ivan Briscoe se propone definir el concepto novedoso del �estado paralelo�.
Explica el surgimiento de estos estados en contextos donde la democracia y los mercados libres se han instalado últimamente, y analiza las maneras en que los líderes políticos y el público se relacionan con los grupos criminales arraigados. El dilema al que se enfrenta la comunidad internacional está claro: al ocuparse de estos países, es imprescindible tener cuidado de no obtener favores estratégicos al precio del empoderamiento de instituciones intocables.
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