Durante más de cuatro décadas, el país vecino ha intentado gestionar la oferta y demanda pública en Secundaria a través de un mapa escolar que, con el paso del tiempo, ha acentuado la segregación social y étnica. Para hacer frente a ello, el gobierno actual ha apostado por la libre elección cuando, según la autora, lo conveniente sería apoyar el funcionamiento del mapa escolar con análisis detallados de las dinámicas urbanas y escolares de cada sector.
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