Entre 1940 y 1970, los Estados Unidos se desempeñaron como actor externo-interno decisivo en los acontecimientos principales de América Central. En ese período se pueden distinguir tres momentos principales. El primero fue el de la Segunda Guerra Mundial, en el cual se forjaron aspiraciones democráticas que tuvieron una influencia importante en la política de la región. El segundo momento siguió los dictados de la Guerra Fría y el oleaje anticomunista procedente de Washington. En ese ambiente se inscribió la operación contra el gobierno de Guatemala, en 1954, que cambió el curso político regional e influyó en el pensamiento de los ejércitos centroamericanos. Y el tercero estuvo moldeado por el reformismo anticomunista de la Alianza para el Progreso, formulado frente al empuje de la Revolución cubana y su impacto en América Latina. El gobierno salvadoreño adoptó los postulados de la Alianza con entusiasmo, quedándose corto en las reformas, pero favoreciendo una apertura política-electoral limitada. Sin embargo, a raíz de la guerra contra Honduras, en 1969, la apertura política fue sustituida por el tránsito al autoritarismo de seguridad nacional.
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