Al prolongarse la escolarización obligatoria hasta los 16 años, se prolonga la convivencia de los alumnos en los mismos espacios educativos, postergándose la separación de caminos que anteriormente se hacía a los 14 años. Ello implica que alumnos muy diferentes tengan que convivir y trabajar juntos durante otros dos más. Esta escolarización más larga en los mismos espacios educativos modifica el quehacer de los profesores enfrentándolos a nuevos retos.
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