El 14 de septiembre de 2008 Expo Zaragoza clausuró el recinto en el que millones de visitantes se zambulleron en un universo mágico del agua.
Expo Zaragoza 2008 no tiene fecha de caducidad. Ha sido la gran oportunidad para la renovación de la relación con el Ebro. La ciudad, sus gentes y sus visitantes se acercan a él como espacio de representación y asiento de nuevos valores simbólicos.
Una nueva ciudad se vislumbra, más integrada, más compleja, con mayor capacidad de intercambio, más sostenible, entrenada para nuevos retos, orgullosa de sí misma y de sus capacidades, sin complejos, intercultural y abierta. Es la metamorfosis de Zaragoza.
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