El crecimiento de las estructuras de los Estados y la creciente globalización han traído consigo una crisis de confianza, que no es sino una crisis de valores, ante la cual las Escuelas de Administración y Dirección de Empresas no pueden permanecer ajenas desde su papel de "gestantes" de líderes. Por ello, el autor propone cinco áreas crear una nueva formación de directivos: por lo que respecta a las habilidades, las relativas a las de equilibrio personal, relación personal y relación colectiva de corta y/o larga distancia, y por en lo que se refiere a conocimientos y capacidades, las orientadas a la conexión con los clientes, a la construcción social y a las de alto nivel.
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