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Resumen de El borrego Chiapas: una raza local mexicana de origen español

M. Peralta, P. Pedraza, Rosa Pérez Otero

  • Al inicio del siglo XVI, encomenderos y religiosos españoles llegaron a la recientemente pacificada provincia de Chiapas, en el Sureste mexicano, trayendo consigo algunos rebaños de ovejas del Viejo Mundo. Estos animales eran de diversas razas autóctonas de España, y a pesar de ser sumamente rústicos, los colonizadores no pudieron mantenerlos vivos debido a problemas ambientales y a enfermedades. Un pequeño número de ovejas sobrevivió y fue adoptado por los indígenas de la región montañosa de Los Altos, siendo las mujeres quienes incorporaron a sus vidas los borregos y la lana, rodeándolos de la magia de su propia cosmogonía y religión. El Estado de Chiapas permaneció aislado geográfica y comercialmente durante el periodo colonial, e incluso hasta fechas recientes. Hoy día, las ovejas pertenecen exclusivamente a los indígenas, y siguen siendo muy parecidas a las razas autóctonas que vinieron de España hace más de 450 años. Existen tres variedades importantes, y sus nombres indígenas hacen referencia a su apariencia externa: ICSAT (ojos negros) y SACJOL (mancha blanca en la cabeza) son las más comunes (80%), mientras que MESHA (cafecita) es menos abundante. Al revisar cualquier Catálogo de Razas Ovinas Autóctonas de España se comprueba el origen de las principales variedades del borrego Chiapas, pues ICSAT parece descender de la raza Churra, SACJOL de la Manchega en su Variedad Negra, y la MESHA de la raza Lacha. El borrego Chiapas muestra únicamente la mitad de la productividad que sus antecesores hispánicos, con un peso corporal promedio de 28 kg una producción de 1,2 kg de lana burda/año, un rendimiento lechero de 400 ml/día en lactaciones de tan sólo 110 días, pariendo un cordero por año. El aislamiento del borrego Chiapas durante varios siglos y la falta de selección artificial, ayudaron a mantenerlo en un estado sumamente puro. La introducción de sangre de algunas otras razas ovinas, en especial del tipo Merino, no está documentada en las crónicas coloniales y no se hace aparente en las características fenotípicas de la oveja Chiapas, una raza local que se encuentra exclusivamente en las montañas de dicho Estado y en Guatemala. Podría pensarse, entonces que estos borregos, con su lana gruesa y larga, su baja productividad y su pequeña talla, muestran una imagen muy semejante a la que las razas autóctonas españolas tenían hace unos 500 años.


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