Si se entiende bien, la denominada �sociedad del conocimiento�, será una auténtica revolución para la empresa y para sus directivos. Por eso conviene adentrarse cautelosamente en su verdadera esencialidad, sabiendo que vivimos un apasionante período de entre épocas. Hoy no podemos abandonar las aulas, porque estas ya no tienen muros, sino que están por doquier. Toda la vida hemos de ser estudiantes y estudiosos, aprendices y maestros, lectores y escritores.
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