Aunque recientes excavaciones arqueológicas han revelado la existencia de restos celtibéricos en Daroca, la ciudad como tal fue fundada por los musulmanes hacia el año 800 a fin de organizar el poblamiento y el domino del territorio del valle del Jiloca y las serranías del tramo central del Sistema Ibérico. Desde el siglo IX se convirtió en una de las ciudades más relevantes de la Marca Superior de al-Andalus, cabeza de uno de los distritos y con una notoria actividad económica basada en el comercio y la agricultura. Fruto de su posición estratégica y de su capitalidad comarcal disfrutó de una activa vida cultural, proporcionando algunos sabios de gran relieve.
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