La capacidad que tienen algunos países, entre ellos el nuestro, para movilizar inmensos recursos en beneficio de sus infraestructuras mediante fórmulas de financiación privada significa una apertura que el sector de profesionales que se dedican esencialmente a ellos recibe con optimismo y esperanza. Llega el momento, importantísimo, en que las infraestructuras pasan de ser un freno de la economía a ser una palanca de la misma.
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