El autor destaca que las emociones de los docentes son expresión de la interacción con los alumnos y con los compañeros, y que también dependen de las demandas y exigencias del sistema educativo. Si el trabajo de los profesores está lleno de emociones y ocupan un papel determinante en la satisfacción profesional de los docentes, es necesario preocuparse por su bienestar emocional y considerar el trabajo de los profesores como una profesión moral, que adquiere desde esta perspectiva toda su fuerza motivadora, porque el olvido o la falta de cuidado de esta dimensión conduce a la �desmoralización� de los docentes, sobre todo cuando los modelos tradicionales están enfrentados.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados