La historia de esta localidad ha estado vinculada a una serie de ermitas de gran antigüedad en las que se ha fundado el desarrollo de la religiosidad popular de sus habitantes. De origen remoto eran las ermitas de los Mártires San Fabián y San Sebastián, San Pedro y Santa Catalina, destacando por encima de todas desde tiempo inmemorial el famoso santuario de Nuestra Señora de la Antigua. Aunque originariamente en su totalidad habían tenido cofradías, en 1569 únicamente la conservaba la ermita de Nuestra Señora de la Antigua. Las demás las habían perdido hacía tiempo.
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