En el sistema electoral español la gobernabilidad emana, en grado notable, del Congreso de los Diputados, que es quien tiene que dar la confianza al candidato a presidente, para después poder formar gobierno. Así, el sistema español otorga una posidición muy sólida al presidente del gobierno, frente al propio gobierno, al facultarle la posibilidad de elegir a los miembros del ejecutivo con el denominado "principio de canciller".
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