Ni el control de la inflación, ni la liberalización han impedido una nueva crisis en América Latina. La región no saldrá del atraso sólo con rigor económico: hay un déficit de Estado. Sus manifestaciones tradicionales -justicia, seguridad, sanidad, educación¿- están ausentes en casi todos los países de la zona. La solución sólo puede venir si se generaliza el acceso de la población a los beneficios del crecimiento.
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