Las regiones europeas no se benefician de forma equitativa de los beneficios de la integración. El crecimiento económico se ha repartido de tal manera que se ha consolidado un centro-núcleo muy fuerte y estable frente a una periferia muy diversa y con muchos contrastes. La globalización económica ha endurecido la competencia. Con objeto de garantizar obtener niveles superiores a los estándares mundiales de competitividad los territorios regionales deben plantear políticas activas que mejoren su atractividad. Asistimos a un proceso de diversificación económica territorial; posteriormente presenciamos dinámicas de deslocalización debidas a la mayor situación de competencia internacional y de una mayor mundialización económica; y, en la actualidad, se está conformando un nuevo modelo productivo territorial. Las estrategias actuales de las regiones enfatizan en la revalorización económica de sus terrritorios; en la mejora de sus condiciones de accesibilidad; y en la intesificación de las relaciones internas de sus agentes económicos y sociales. El objetivo es poder invertir las tendencias centrifugas y los desplazamientos de los centros decisorios
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados