Algunos indicadores confirman la contradicción que vive el mundo. Como nunca se produce tanta riqueza concentrada en cada vez menos manos. Casi la mitad de esa riqueza está en poder de apenas 250 familias. Esta inequidad sólo puede ser mantenida con un creciente grado de violencia y el uso del tremendo poder de fuego de las grandes potencias, que ejercen un dominio casi absoluto sobre la vida en nuestro planeta.
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