Venía, venía... y llegó. Llegó la crisis, y con ella el aumento del desempleo. Alguien va a pagar los platos rotos, y como siempre sucede, no serán los empresarios que se han enriquecido en estos últimos años especulando con el precio de la vivienda quienes lo paguen, sino los que ponían los ladrillos, autóctonos e inmigrantes. Sobre todo, estos últimos.
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