Ya venía diciendo Fernández Bermejo que uno de los objetivos prioritarios para esta legislatura iba a ser la modernización de la administración de la Justicia. Ésta, que no consigue quitarse el letrero de «lenta», tampoco se caracteriza por ser tecnológicamente avanzada. Varios episodios lamentables han puesto en evidencia que la Justicia necesita una revolución informática que interconecte registros, abrevie procedimientos, haga más fácil el trabajo de los funcionarios y la vida de los ciudadanos y, sobre todo, coordine las diferentes herramientas para evitar disfunciones que pueden ser fatales. La semilla se ha plantado en Murcia.
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