Mencionado ya en el siglo XIII, el barrio de Arriasa había sido uno de los sectores de la Judería de Toledo más difíciles de localizar. Menciones en contratos conservados de arrendamiento de casas desde fines del siglo XIII y hasta la segunda mitad del siglo XVIII, y las vicisitudes sufridas por las propiedades inmuebles de la aljama judía desde fines del siglo xv han permitido situar la carnicería, la «sinagoga vieja» y el «castillo viejo». De esta manera se delimita claramente el barrio de Arriasa, que se distingue del barrio del Degolladero, aclarando además las referencias a la «sinagoga vieja» y al «castillo viejo».
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