El caballero Baltasar Tomàs, heredero universal de una gran fortuna tanto por parte de su padré Tomàs Tomàs como de su madre Agnès, hija de Bernat Totxo , hace testamento constituyendo heredera universal de todos sus bienes, muebles e inmuehles a la Casa del Colegio de la Virgen de Lluc, como muestra de su cariño y devoción a la misma. Este hecho originó una fuerte querella por parte de los familiares del testatario, impugnando el testamento, impugnación que no se resolvió hasta que intervino la autoridad papal, dando la razón a dicho Colegio . Con el fin de poder controlar todas las posesiones y los alodios y aranceles que le pertenecían, el citado Colegio recopiló todas las escrituras públicas y privadas en un libro llamado Capbreu, en donde se encuentran relacionados todos los bienes y las personas que debían satisfacer, cada año, el precio estipulado por la concesión adquirida, ya fuera por deudas (por haber tomada prestada cierta cantidad), por el derecho a cultivar las tierras que poseían o a habitar sus casas. Toda esta relación, como puede verse , constituía una considerable suma que permitió al Colegio de la Virgen de Lluc establecer la Colegiata empezar convenientemente las obras del Santuario así como los albergues destinados tanto a los colegiales y alumnos (blauets), como a los peregrinos.
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