El texto trata de explicar la distinción realizada por Gregory Bateson entre el conocimiento trivial y el profundo desde la necesidad del ser humano de formularse preguntas. Indagamos en la capacidad, desde la perspectiva de Bateson, que la ciencia tiene de satisfacer las preguntas humanas y su aspiración a una totalidad integradora. En última instancia, el problema que Bateson se plantea es el de la identificación del conocimiento centífico como única forma de conocimiento válido, anulando cualquier otra alternativa.
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