Cuantas veces hemos oído decir «este niño no para», o «toca todo, no deja títere con cabeza»... Si nos paramos a pensar e intentamos dar respuesta a esta situación, la cosa es clara: el pequeño a partir de los ocho meses aproximadamente comienza a descubrir su capacidad para moverse y desplazarse, y no para de ensayar una y otra vez hasta que consigue mejorar, a una velocidad pasmosa, sus nuevas destrezas. También descubre un arma muy poderosa que posee y que igualmente perfecciona y no duda en utilizar: las manos. Con ayuda de estas nuevas habilidades el pequeño se convierte en un explorador de lo inmediato, de todo lo que le rodea, observando, manipulando e interaccionando, estableciendo nuevos vínculos con aquello y aquellos con los que se relaciona. En la Escuela Infantil Gallipatos, de Fuenlabrada, procuramos crear espacios para estos nuevos descubridores.
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