Para resolver paradojas hace falta no tanto sentido común como sentido no común; es decir, la certeza de que es posible alcanzar objetivos aparentemente contradictorios. Esta certeza tiene que llegar desde las altas instancias. Como apuntan algunos expertos, �los seguidores esperan que sus líderes les proporcionen tranquilidad, estabilidad y soluciones, pero eso atonta a la gente. Los auténticos líderes hacen preguntas difíciles, que �sacuden� a las personas y no les permiten acostumbrarse a la comodidad
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