A través de la cooperación con los clientes, las empresas pueden acceder a ciertos recursos y capacidades que no poseen y que son necesarios en los procesos de desarrollo de nuevos productos.
Aunque el tipo de relación que puede establecerse entre las organizaciones y sus clientes suele ser diferente, la creación de alianzas constituye una de las más interesantes para las empresas. De este modo, la integración del cliente en equipos de trabajo puede contribuir a la generación y desarrollo de un capital relacional capaz de ofrecer numerosos beneficios de índole estratégica. Ahora bien, la existencia de diversos factores que son susceptibles de limitar este tipo de relaciones, obliga a las organizaciones a diseñar e implantar mecanismos que favorezcan la implicación del cliente en la relación, la cooperación e interacción en aras de garantizar la transferencia de conocimientos.
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