El noble checo Herman Jakub Cernín de Chudenice (1659-1710), primogénito del conde Humprecht Jan Cernín de Chudenice (1628-1682), fue un importante diplomático y político en la Corte del emperador Leopoldo I. Su recorrido por España (1681-1682) formaba parte de su viaje de estudios por Europa que hizo durante los años 1679-1682. En una instrucción escrita antes de empezar este viaje, el padre Cernín ordenó a su hijo que escribiera un diario en el idioma de cada país por el que estuviera viajando. Gracias al cumplimiento de este deseo de su padre, el joven aristócrata se convirtió en el autor de un diario especial, que, no sólo marca casi todo su camino europeo, sino que también sirve como un interesante documento lingüístico. El conde Cernín dedicó el espacio más amplio de su diario a la descripción de los encuentros con las personas importantes, de las fiestas y de los monumentos históricos. Le llamaban la atención ante todo las obras arquitectónicas o de arte, cuya importancia ya estaba públicamente confirmada y que conocía por medio del padre, el preceptor, sus guías ocasionales o los libros de viajes. Todo el viaje español está marcado por el interés especial de Cernín por la arquitectura. Aunque sabía bién apreciar la calidad de pinturas y de esculturas, las obras concretas y los nombres de sus autores, los apuntó en el diario sólo esporádicamente. Se nota, que los conocimientos de Cernín no carecen de cierta erudición, pero no es posible ver en este joven a un experto en arte.
The Czech noble Herman Jakub Cernín of Chudenice (1659-1710) was the eldest son of Count Humprecht Jan Cernín de Chudenice (1628-1682), an important diplomat and politician at the Court of Emperor Leopold I. His journey throughout Spain (1681-1682) formed part of his European �grand tour� (1679-1682). Before setting off on this trip, Count Humprecht instructed his son to write a diary in the languages of the lands he visited. Thanks to satisfying his father�s wishes, Herman Jakub became the author of an exceptional diary, which not only records his entire European itinerary, but is also an interesting linguistic document. The young Cernín dedicated most of the space in his diary to describing his meetings with important figures, festivities and historical monuments. Although some erudition can be observed in his knowledge of art, he cannot be considered a specialist or an art expert. What most attracted his attention were works of art and architecture whose significance was already well known, and which he had heard about through his father, his tutor or occasionally through local guides and travel books. The whole of Cernín�s Spanish journey was marked by his special interest in architecture. While he was able to recognise the value and quality of paintings and sculptures, he noted specific works and names of artists only sporadically in his diary.
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