Hayden McRobbie, Simon Thornley
El tabaquismo es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) bien establecido. Dejar de fumar aporta efectos beneficiosos para la salud significativos y es especialmente importante para los pacientes con una ECV preexistente. Los centros sanitarios deben disponer de sistemas que permitan la identificación de las personas fumadoras, y deben garantizar que los fumadores reciban tratamientos basados en la evidencia para obtener las mayores probabilidades de dejar el tabaco. Los médicos desempeñan un papel crucial para fomentar los intentos de dejar de fumar mediante consejos breves y ofreciendo apoyo para dejar de fumar. Las estrategias de apoyo conductual, como las realizadas por teléfono, y el consejo individual y de grupo mejoran las posibilidades de abstinencia a largo plazo. La terapia de sustitución nicotínica y el bupropión o la vareniclina son medicaciones de eficacia probada para ayudar a abandonar el tabaquismo y aumentan las probabilidades de dejar de fumar en alrededor de 2-3 veces respecto al placebo. Incluso los pacientes con una enfermedad cardiovascular establecida pueden utilizar de forma segura una terapia de sustitución nicotínica para facilitar el abandono del tabaco. Para tener las máximas probabilidades de éxito, los médicos deben recomendar una combinación de apoyo conductual y farmacoterapia.
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