Grandes e importantes han sido los cambios en la citricultura española en los últimos veinte años. El desplazamiento del centro de gravedad con la puesta en cultivo de extensas zonas en Andalucía Occidental, el cambio del riego tradicional al riego localizado, con lo que implica del cambio en el sistema de abonado, la técnica de no cultivo y las plantaciones en curvas de nivel. También las variedades han sufrido cambios apareciendo naranjos de media estación (navel lane late y powell), mandarinos (Loretina, Beatriz, Mioro) y limoneros Fino 45 y 49.
Las plantaciones de cítricos híbridos como Kara, Ortanique, Ellendale, Nova o Fortuna obligaron a redactar legislaciones específicas para compatibilizar las colmenas de abejas en las cercanías de dichas plantaciones y evitar los problemas de la polinización cruzada.
La escasez de agua para el riego o la pérdida de calidad, la caída de los precios y la falta de rentabilidad cuestionan la continuidad de zonas de cultivo tradicional en los últimos años, pero no voy a entrar a analizar estos aspectos por no ser de mi especialidad.
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