Los pequeños o grandes acontecimientos que se han producido en los lugares donde ha transcurrido nuestra vida, o donde nos sentimos arraigados tienen la facultad de arrancarnos una pequeña sonrisa cómplice y aguza nuestra curiosidad por aquello que de alguna forma sentimos como parte nuestra. Conocer la historia y costumbres de nuestros pueblos y antepasados es algo que nos apetece, y, de alguna forma, nos hace rendir tributo y reconocimiento a todo lo que ha ido forjando el bagaje cultural propio y de nuestro entorno más inmediato, y está, si no lo ha sido ya, en riesgo de ser olvidado.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados