La doctrina de la contrainsurgencia del general Petraeus ha llegado a su límite. Políticamente, no ha conseguido despejar la ecuación sectaria del país, y militarmente no logrará superar la insostenible posición de las fuerzas de EE UU en Irak. Romper el círculo vicioso en que ha caído la intervención americana, reconociendo su fracaso ¿al menos implícitamente¿, negociando con amigos y enemigos y apelando a la ayuda de aliados y demás países de la región, e incluso de las Naciones Unidas, es una amarga decisión que corresponderá al próximo presidente desde los primeros días de su mandato.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados