El presente ensayo trata de un aspecto de la violencia en Latinoamérica hasta ahora poco considerado por las ciencias sociales: La violencia institucional. Conforme a la concepción teórica de Peter Waldmann, se entiende por violencia institucional una serie de estrategias de sujeción y disciplinarias, destinadas a forzar en el pueblo un comportamiento de conformidad frente al sistema imperante. La eficacia de estas estrategias estriba en la presencia de determinadas amenazas de sancionar cualquier violación de las normas vigentes. Tomando el ejemplo de Colombia en los años 1970-1973 -la fase final del Frente Nacional entre el Partido Conservador y el Partido Liberal- se analizan aquí empíricamente las distintas estrategias, diferenciadas en la forma siguiente: "Dirección definidora de la opinión pública", "aplicación de recursos de poder económico", "disuación", "aumento de la efectividad de las fuerzas coercitivas estatales". En el período mencionado los antagonismos sociales y políticos en Colombia experimentaron una agravación extraordinaria, causada por ciertos procesos estructurales de cambio, los cuales provocaron tanto un aumento como una acumulación de las diferentes fuerzas de oposición. Para defender las existentes estructuras de dominación, la clase dirigente reaccionó aplicando todo un abanico de medidas de violencia institucional. Sin embargo, había factores que evitaron con relativa eficacia que la violencia institucional se convirtiera en violencia manifiesta y represiva aunque, sobre todo en la lucha antisubversiva, los límites entre ambas formas eran movibles: El funcionamiento de las formales estructuras democráticas junto con la actitud decidida de la élite política de mantener el Frente Nacional, y el propósito de los líderes de eliminar, después de La Violencia, toda forma de violencia manifiesta del proceso político en Colombia.
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