La violencia como elemento de la cultura política en América Latina muestra ciertas particularidades en el proceso del desarrollo cubano. Junto a los factores referidos en la contribución principal merecen ser mencionados especialmente, en el ámbito cultural, el machismo así como las estructuras autoritarias de las instituciones sociales que señalan una relación entre los fallos en la socialización originaria y los factores explicatorios de la sociedad, o sea una sociedad esclavista. Igualmente de importancia nada despreciable para la escalación de la violencia es la descomposición de las normas sociales, ocasionada también por la corrupción, en continua expansión, así como la posición especial de la iglesia católica. Sin embargo, como factor más importante para explicar la escalación de la violencia hay que citar el papel negativo de los EE. UU. en el proceso del desarrollo cubano. Ellos impidieron la obtención de la soberanía nacional, intervinieron permanentemente y, sobre todo, dominaron en el sector económico; estos son factores que contribuyeron esencialmente en el hecho de que Cuba antes de la revolución mostrara uno de los niveles más altos de violencia en toda América Latina. A pesar de que la violencia y la represión en Cuba posrevolucionaria han disminuido muy lentamente se puede constatar que la sociedad cubana está relativamente estable hoy día y que el régimen de Castro es considerado como legítimo por el pueblo, ya que las medidas del gobierno revolucionario han producido una mejora notable de las condiciones de vida, y los enemigos potenciales del régimen han sido eliminados por medio del destierro. Contrario a otras revoluciones latinoamericanas la revolución cubana ha logrado cambiar el status quo y además se destacó por la relativa ausencia de violencia.
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