La baja rentabilidad de la industria de automoción española está obligando a las empresas a revisar su estructura de costes. Pero sin un claro compromiso por parte de la Administración y de las fuerzas sociales para analizar los costes fiscales, laborales y logísticos para afrontar esta situación desfavorable, todo esfuerzo por parte de los fabricantes será insuficiente para lograr alejar la amenaza de sufrir procesos de deslocalización hacia nuevos países fabricantes con costes de producción claramente más atractivos que los españoles.
Si no se remedia, seremos testigos a corto plazo de grandes cambios en nuestra industria de automoción.
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