El año 2007 se configurará como un punto de inflexión tras un largo período de expansión en cuanto a actividad y empleo. La economía española registrará este ejercicio un crecimiento en torno al 3,8% que, siendo elevado, no es incompatible con una cierta desaceleración a lo largo del ejercicio. El entramado empresarial español está manifestando un notable dinamismo y una alta rentabilidad, apoyado en el expansivo comportamiento de la inversión en equipo y la mejor evolución de la demanda exterior. No obstante, comienza a apreciarse también cierta contención del ritmo de avance de sus beneficios. En un contexto de desaceleración de la demanda, incremento de precios y mayor globalización, resulta cada vez más imprescindible afrontar nuevas acciones que mejoren la competitividad de nuestras empresas.
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