La puesta en circulación de las monedas y billetes de euro permitió a los ciudadanos de la Unión Monetaria Europea realizar pagos en efectivo con una sola moneda en toda la zona. Esa experiencia, sin embargo, no se generalizó a los pagos realizados con instrumentos distintos del efectivo. La existencia de barreras técnicas, operativas y legales, propias del régimen monetario multidivisa anterior, hacían imposible disponer de un mercado único de pagos minoristas en euros e impedían que la moneda única pudiese servir de medio de pago efectivo y universal en toda la zona. La SEPA y la DSP son los dos instrumentos que van a permitir superar esa situación y, con ello, van a contribuir de manera esencial al proceso de integración financiera en Europa.
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