Durante el año 2007, la evolución de la economía española se caracterizó por un fuerte crecimiento, que ha permitido elevar el nivel de prosperidad de la población. Además, se produjo una gradual corrección del desequilibrio exterior, gracias a la aceleración de las exportaciones españolas, lo que ha permitido una estabilización de las necesidades de financiación de nuestra economía.
Por otro lado, se destaca el dinamismo de la inversión, que está contribuyendo al aumento de la productividad. Asimismo, se creó empleo y el paro se mantuvo en niveles históricamente bajos. La tasa de actividad también alcanzó máximos históricos.
El repunte de la inflación en los últimos meses del año se debió al encarecimiento del petróleo y de algunos alimentos básicos en los mercados internacionales.
En el ámbito de las finanzas públicas, se estima un superávit de las cuentas públicas y una reducción de la deuda pública.
La política presupuestaria ha jugado un papel anticíclico en 2007.
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