La pobreza y la desigualdad son el espejo negro de la educación. Este ensayo propone detenerse a meditar sobre las nociones básicas de las estrategias de combate a la pobreza y el significado de lo logrado; mediante cuatro fábulas invita provocativamente a preguntarse sobre lo que creemos saber, para hacernos nuevas preguntas y pensar al revés, si es que podemos. Frente a las tesis en boga, el autor enfatiza el valor que tiene, en sociedades autoritarias como las nuestras, la idea educativa de Rawls de alentar una cultura de igualdad. Sugiere, en fin, profundizar la vieja intuición piagetiana del aprendizaje de la justicia no sólo como vía para que el sujeto alcance autonomía moral, sino también como recurso para que la sociedad pueda ser equitativa a lo largo del tiempo y de una generación a otra.
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