En la carta del 19 de febrero de 1923, Ferenczi da cuenta a Groddeck de la muerte de una paciente suya por anemia perniciosa. De esa misma enfermedad moriría 10 años después el mismo Ferenczi. En esos 10 años su contribución teórico clínica fue extraordinaria y atravesó momentos cruciales del desarrollo de la teoría psicoanalítica como la conceptualización de Freud sobre la pulsión de muerte, la configuración de la segunda tópica, la publicación de Thalassa y "el principio de afirmación del displacer", la segunda teoría de Freud sobre la angustia y un intercambio epistolar con Groddeck que permite percibir los primeros esbozos de una teoría sobre la sintomatología psicosomática que sería posteriormente desarrollada. El autor intenta establecer las conexiones teóricas entre todos estos argumentos, destacando la aportación genial de Ferenczi que se nutría en muchos momentos de su propia experiencia patológica y de su propio sufrimiento interno. Una de las obras en las que con mayor claridad se refleja esta cuestión, es en su trabajo sobre "El niño mal recibido y la pulsión de muerte", donde aparece claramente conceptualizada la voluntad de morir, a la que se refiere todo este trabajo
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