Aunque paradójico, e intrínsecamente antitético, lo cierto es que la autonomía de la voluntad juega un destacado papel en la determinación de la filiación, con quiebra del principio fundamental de prevalencia de la verdad material entendida como verdad biológica. La desarmonia entre la verdad formal y la verdad biológica llega a su culminación en la filiación determinada por el reconocimiento cuando la voluntad se halla viciada, y -especialmente- en los reconocimientos de complacencia.
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