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Resumen de La Política Europea de Vecindad (PEV): ¿un nuevo modelo de gobernanza exterior?

Anna Herranz Surrallés

  • En diciembre de 2006 la Comisión Europea presentó los primeros informes sectoriales y por países sobre los progresos de la Política Europea de Vecindad (PEV)2. El momento actual se presenta pues especialmente propicio para realizar un primer balance de esta nueva política que empezó a fraguarse a finales de 2002 y que tantas expectativas ha venido generando desde entonces. El elevado interés que ha recibido el desarrollo de la PEV no es de extrañar, teniendo en cuenta que esta política surgió para dar respuesta a varios de los dilemas, tensiones e ineficacias que han afectado tradicionalmente las relaciones entre la UE y sus vecinos. En primer lugar, la idea misma de definir un espacio de "vecindad" respondió a la voluntad de afrontar el dilema entre inclusión y exclusión que ha perseguido históricamente a la UE. Ante la creciente dificultad de la Unión para asumir nuevas ampliaciones, la PEV se planteaba como una manera de ofrecer a los nuevos vecinos una perspectiva suficientemente atractiva de integración privilegiada con la Unión, pero excluyendo claramente la posibilidad de adhesión. En segundo lugar, la PEV se concibió como un ejercicio de coherencia para la misma UE, es decir, como una oportunidad para ordenar la casa y reorganizar bajo un mismo marco las diferentes políticas e instrumentos que habían ido proliferando de manera incremental y en diferentes instancias de la UE. Asimismo, el diseño de una única política para áreas geo gráficas tradicionalmente tratadas por separado (Mediterráneo, Europa Oriental y Cáucaso) podía contribuir a diluir la bien conocida competencia entre estados miembros mediterráneos y centroeuropeos por privilegiar la dimensión mediterránea u oriental de la política exterior europea respectivamente3. Por último, la PEV aspiraba a superar la limitada eficacia de las políticas existentes hacia la vecindad a la hora de promover reformas económicas y políticas internas. La renovada preocupación por esta necesidad de reformas en las proximidades de la UE coincidió con el desarrollo de una cierta concepción de la seguridad en la UE que considera la pobreza y la ausencia de "buen gobierno" en estados terceros como factores de riesgo para la propia seguridad: spillover de la inestabilidad política, problemas medioambientales y para la salud pública, crimen organizado, e inmigración ilegal4. Para afrontar estos retos, la PEV se concibió como un cambio de aproximación hacia la vecindad, un nuevo modelo destinado a promover un mayor nivel de integración de los vecinos con la UE. Este modelo de extender las reglas de la integración europea más allá de las fronteras de la Unión ha sido calificado de "gobernanza exterior" (Lavenex, 2004) de "europeización sin Europa" (Escribano, 2005) o incluso de "UEización" (Tocci, 2005). La revisión de la PEV que se presenta a continuación tiene por objetivo analizar hasta qué punto la PEV constituye este nuevo modelo de gobernanza exterior capaz de resolver, o como mínimo mitigar, las tensiones e ineficacias arriba apuntadas.


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